Elon Musk dejará su cargo como asesor del presidente Donald Trump, según informó este sábado el medio Politico , que cita a tres personas cercanas al mandatario.
De acuerdo con el reporte, Trump se encuentra satisfecho con los resultados obtenidos por Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) —organismo desde el cual ha impulsado recortes masivos en diversas agencias—, ambos habrían acordado que es momento de que el empresario regrese de lleno a sus actividades privadas y respalde al presidente desde “otra trinchera”, fuera del aparato gubernamental.
Un alto funcionario citado por Politico aseguró que Musk podría continuar con un rol de asesor informal y mantenerse como una presencia esporádica en la Casa Blanca. Otra fuente advirtió que “quien piense que Musk va a desaparecer por completo de la órbita de Trump, se engaña a sí mismo”.
La posible salida de Musk coincidiría con el término de su período como “empleado especial del gobierno”, una categoría que lo exime temporalmente de ciertas normas éticas y de conflicto de intereses. Ese plazo, según las fuentes, expira entre finales de mayo y principios de junio.
Salida en medio de controversias y señales electorales
La noticia se produce en un contexto de creciente polémica en torno al papel de Musk en el gobierno. En varias ciudades del país, miles de personas se han manifestado en contra de los despidos promovidos por el DOGE, mientras que algunos sectores del Partido Republicano comienzan a ver su figura con recelo.
Además, la derrota del candidato judicial respaldado por Musk en Wisconsin —quien perdió frente a una jueza liberal apoyada por los demócratas— ha encendido alarmas en el equipo de campaña de Trump. Musk invirtió personalmente 20 millones de dólares en esa contienda, lo que, según analistas, podría interpretarse como un rechazo del electorado a su creciente influencia política.
Dentro del propio gabinete, también ha habido tensiones. Politico señala que Musk ha protagonizado discusiones con altos funcionarios, incluida una confrontación con el secretario de Estado, Marco Rubio. Algunos miembros del equipo presidencial lo consideran una figura “difícil de manejar” y con serias limitaciones para coordinar con otras agencias.
Pese a ello, su impacto dentro del gobierno ha sido notorio. Para algunos aliados de Trump, su misión en el DOGE ya está cumplida: “no queda mucho más por recortar”, dijeron al medio.