El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado instrucciones a las agencias de seguridad nacional para diseñar nuevas estrategias que contrarresten las crecientes alianzas entre Rusia, Irán, Corea del Norte y China. Estas directrices, recogidas en un memorando de seguridad nacional publicado el martes, buscan fortalecer la respuesta estadounidense antes de que Donald Trump asuma el cargo el próximo 20 de enero, según fuentes oficiales.
El memorando detalla cómo Rusia está intercambiando aviones de combate, sistemas de defensa antimisiles y tecnología espacial con Irán, un cambio de su apoyo en el conflicto en Ucrania. Paralelamente, Moscú refuerza sus lazos con Corea del Norte, proporcionándole combustible, recursos financieros y tecnología, mientras reconoce tácitamente su estatus como potencia nuclear.
Además, Rusia y China están llevando un cabo patrullas conjuntas en el Ártico, un movimiento que subraya su colaboración estratégica. Ante este panorama, el memorando de Biden propone reorganizar los grupos gubernamentales tradicionalmente centrados en regiones específicas, para abordar de manera integral las dinámicas entre estos cuatro países, que abarcan desafíos en Europa y Asia.
Riesgos y oportunidades para el próximo gobierno
Las recomendaciones del documento podrían ser adoptadas, modificadas o rechazadas por la administración entrante de Trump. Funcionarios de la administración actual han enfatizado que las estrategias buscan ofrecer opciones prácticas para que el nuevo equipo y el Congreso puedan afrontar los retos globales de manera eficaz.
«Estamos en un mundo donde nuestros adversarios y competidores aprenden rápidamente unos de otros», señaló un alto funcionario bajo condición de anonimato, destacando la necesidad de una política coordinada que aplique sanciones y controles de exportación sin exponer a Estados Unidos a represalias desestabilizadoras.
A pesar de la creciente cooperación entre Rusia, Irán, Corea del Norte y China, las fuentes subrayaron los límites de estas alianzas. Por ejemplo, Irán y Rusia no han ofrecido apoyo significativo al expresidente sirio Bashar al-Assad tras su reciente derrocamiento, lo que sugiere tensiones internas.
El documento también pone en tela de juicio el rol de China, planteándole la decisión de si desea continuar vinculada a estas asociaciones o adoptar una postura más independiente. «Este realineamiento presenta a China una oportunidad para definir qué tipo de futuro quiere construir», afirmó uno de los funcionarios consultados.
Un legado estratégico antes de la transición
La administración Biden espera que este esfuerzo permita al país gestionar simultáneamente las crisis generadas por estos adversarios, mientras establece un marco estratégico para el futuro gobierno. Sin embargo, las tensiones geopolíticas y las incógnitas sobre las prioridades de Trump podrían complicar la implementación de estas medidas.
Con esta estrategia, Biden busca dejar un legado de preparación frente a un panorama global cada vez más complejo, marcando un claro contraste en las prioridades de política exterior de cara al cambio de administración.