En medio de la competencia feroz entre Washington y Pekín por la supremacía en inteligencia artificial (IA), un nuevo modelo desarrollado en China está captando la atención mundial. Se trata de DeepSeek R1, un modelo de lenguaje que sorprende a críticos y entusiasma incluso a quienes desconfían de esta tecnología.
Superioridad en matemáticas y codificación
Desarrollado por una startup con sede en Hangzhou, DeepSeek R1 ha demostrado superar a OpenAI o1 en pruebas de matemáticas y razonamiento, además de aventajar a modelos como Llama 3.1 de Meta y GPT-40 de OpenAI en codificación y resolución de problemas complejos.
A diferencia de sus rivales, este modelo puede ejecutarse localmente de manera gratuita, y su acceso vía API resulta mucho más económico que el de la competencia. A pesar de las restricciones impuestas por Estados Unidos en el suministro de chips avanzados a China, DeepSeek R1 ha logrado optimizar su eficiencia computacional, destacándose con un costo de entrenamiento de apenas 5,6 millones de dólares, en comparación con los 78 millones del GPT-40.
Un modelo con razón humana
Uno de los aspectos que más curiosidad genera entre los expertos es la forma en que este modelo genera respuestas. Según la revista Nature, su proceso de razonamiento es «análogo al humano», lo que le otorga una ventaja frente a modelos anteriores en la resolución de problemas científicos. Esto lo convierte en una herramienta prometedora para disciplinas como la astronomía, la medicina y las ciencias de la Tierra, donde el análisis de datos y la predicción de patrones juegan un papel crucial.
Apuesta por el código abierto
A diferencia de otros modelos catalogados como «cajas negras» por su opacidad, DeepSeek R1 es de código abierto, permitiendo a los usuarios analizar su funcionamiento y desarrollar mejoras. Esta transparencia podría disipar temores sobre el uso de la IA con fines monopolísticos o militares.
El fundador de DeepSeek, Liang Wenfeng, ha reiterado que la prioridad de la empresa es la «investigación y la innovación tecnológica», no el lucro. Su objetivo final es desarrollar una inteligencia artificial general, un avance que podría transformar la humanidad y, según sus defensores, evitar que la IA se convierta en una herramienta privatizada y peligrosa.
Con DeepSeek R1, China demuestra que está decidida a desafiar el dominio occidental en la IA, y su apuesta por el código abierto podría marcar un punto de inflexión en el desarrollo tecnológico global.