uede que los reguladores estadounidenses hayan frenado una crisis bancaria garantizando los depósitos del quebrado Silicon Valley Bank (SVB), pero algunos expertos advierten de que la medida fomenta los comportamientos incorrectos de los inversores.
Tras un fin de semana de discusiones sobre el futuro del propietario del SVB, SVB Financial Group, los reguladores bancarios de Estados Unidos desvelaron planes de financiación de emergencia para el banco.
El multimillonario gestor de fondos de cobertura Bill Ackman escribió en la red social Twitter que si las autoridades no hubieran intervenido, «se habría desatado un pánico bancario como en los años 30 que continuaría a primera hora del lunes, causando enormes daños económicos y dificultades a millones de personas».
«Es probable que quiebren más bancos a pesar de la intervención, pero ahora tenemos una hoja de ruta clara sobre cómo los gestionará el Estado».
Sin embargo, al garantizar que los depositantes no pierdan dinero, las autoridades han vuelto a plantear la cuestión del riesgo moral, es decir, la eliminación de los incentivos para protegerse de los riesgos financieros.
«Se trata de un rescate y de un cambio importante de la forma en que se construyó el sistema estadounidense y de sus incentivos», afirmó Nicolas Veron, investigador principal del Peterson Institute for International Economics de Washington. «El coste se trasladará a todos los que utilicen los servicios bancarios».
«Si ahora todos los depósitos bancarios están asegurados, ¿para qué se necesitan bancos?»
Por otra parte, las autoridades dijeron que los depositantes del banco neoyorquino Signature Bank, que el regulador financiero del estado de Nueva York cerró el domingo, también serán resarcidos sin pérdidas para el contribuyente. Además, la Reserva Federal facilitó a los bancos la obtención de préstamos en caso de emergencia.
«Si la Reserva Federal respalda ahora a cualquiera que se enfrente a problemas de activos y tipos, entonces está permitiendo de facto una relajación masiva de las condiciones financieras, así como un aumento del riesgo moral», escribieron en una nota a clientes Michael Every y Ben Picton, estrategas bancarios de Rabobank.
SEGURO DE DEPÓSITOS
Dado que sólo los primeros 250.000 dólares de cada depósito en un banco estadounidense están asegurados por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos estadounidense (FDIC, por sus siglas en inglés), el colapso de SVB la semana pasada desató la preocupación de que sus clientes entre las pequeñas empresas no pudieran pagar a sus empleados. Alrededor del 89% de los cerca de 200.000 millones de dólares en depósitos que tenía SVB a finales de 2022 no estaban asegurados, según la FDIC.
Los reguladores de EEUU han eliminado ahora ese riesgo.
Pero al hacerlo, «han dado otro paso para demostrar que no están dispuestos a permitir que los mercados libres se arreglen por sí mismos», dijo Kevin Muir, operador por cuenta propia independiente con sede en Toronto.
Algunos analistas afirmaron que las medidas estadounidenses no constituyen un rescate, ya que los accionistas y deudores no garantizados del SVB no estarán cubiertos.
«Es sin duda un alivio de la tensión a corto plazo, podemos preocuparnos por el riesgo moral y la regulación laxa más tarde», dijo Steve Sosnick, estratega jefe de Interactive Brokers en Connecticut, refiriéndose a las acciones de los reguladores.
«Es probable que los titulares de acciones y bonos de SVB y Signature hayan desaparecido. Es mucho dinero que simplemente se evapora, lo que tiene que doler a alguien. No eliminará del todo las preocupaciones sobre qué otros bancos podrían tener problemas».
Los movimientos de los reguladores hicieron subir los futuros de las acciones estadounidenses en la sesión asiática el lunes, pero las apuestas de los inversores reflejan que, en un contexto de nerviosismo financiero, una subida de los tipos de interés estadounidenses este mes ya no es una certeza.
(Reporte de Scott Murdoch en Sídney, Carolina Mandl en Nueva York y Elisa Martinuzzi en Londres; edición de Anshuman Daga y Bradley Perrett; editado en español por Darío Fernández)