El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció su renuncia este lunes, concluyendo casi una década al frente del gobierno canadiense. En una conferencia de prensa celebrada en Ottawa, Trudeau comunicó que dimitiría del liderazgo del Partido Liberal, aunque continuará ejerciendo como jefe de gobierno hasta que se elija a su sucesor.
Trudeau expresó que, tras una reflexión personal y conversaciones con su familia, llegó a la conclusión de que no sería el mejor candidato para liderar en las elecciones federales previstas para este año, dado que las «batallas internas» dentro de su partido habían mermado su capacidad para gobernar. En su discurso, subrayó que el país merecía una “decisión real” en las próximas elecciones y señaló que la polarización política y los conflictos internos dificultaban su continuidad como líder liberal.
A lo largo de los últimos años, Trudeau se ha enfrentado a una caída en su popularidad, lo que ha presionado generados tanto dentro como fuera de su partido para que dejara el cargo. Además, lamentó la parálisis del Parlamento canadiense, que ha estado bloqueado por la «obstrucción» y la «falta de productividad», y reconoció que había llegado el momento de un «reinicio» en la política canadiense.
La salida de Trudeau también estuvo marcada por la renuncia sorpresiva de su alianza de larga data, Chrystia Freeland, exministra de Finanzas, quien dejó el cargo a mediados de diciembre, aumentando las tensiones dentro del gobierno.
Por su parte, la oposición conservadora, liderada por Pierre Poilievre, reaccionó afirmando que el cambio de liderazgo en el Partido Liberal no representa un cambio real. Poilievre acusó a los liberales de intentar «engañar a los votantes» y prometió que, bajo su liderazgo, los conservadores abordarán los problemas económicos, el gasto público y la política migratoria.
Trudeau, quien llegó al poder en 2015 como una figura renovadora y carismática, comenzó su mandato con un fuerte apoyo popular, transformando a los liberales en el partido dominante de Canadá. Sin embargo, en los últimos años, su gobierno se ha visto afectado por escándalos éticos, el aumento del costo de vida y un creciente descontento social.
La renuncia de Trudeau abre una etapa de incertidumbre para Canadá, que en las próximas elecciones federales deberá decidir su futuro político. Los liberales, que actualmente enfrentan desventaja en las encuestas frente a la oposición conservadora, tendrán la difícil tarea de elegir un nuevo líder que pueda restaurar la confianza en el partido y enfrentar los desafíos que se avecinan. Entre los posibles sucesores se mencionan a Chrystia Freeland, Mark Carney y Anita Anand.