Adidas sigue analizando qué opción es la menos costosa para deshacerse del stock acumulado de Yeezy, la marca propiedad del rapero Kanye West y con la que el gigante alemán mantenía desde hacía años una alianza para fabricar y distribuir sus zapatillas. Un acuerdo que Adidas rompió de manera fulminante en octubre, después de que Ye, el nombre artístico actual de West, realizara una serie de declaraciones de carácter racista y antisemita.
El consejero delegado de la multinacional de ropa deportiva, Bjorn Gulden, en el cargo desde hace siete semanas, ha explicado este miércoles las opciones que tiene Adidas con el stock, cuyo bloqueo supone una pérdida de ventas de 1.200 millones de euros este año. La primera es quemar el inventario, una alternativa que, según el ejecutivo, plantea problemas de sostenibilidad. Otra opción que analiza Adidas es donarla a países en dificultades, como Turquía o Siria, algo que ve difícil por el valor al alza de estos productos en la reventa.
Adidas también ha analizado la posibilidad de reciclar los materiales de las zapatillas de Yeezy y destinarlos a otros usos, como la construcción de canchas de fútbol, así como la posiblidad de eliminar de las mismas los distintivos de la marca y venderlas bajo otra denominación, algo que ha descartado. “Tratar de ocultar lo que son no sería honesto. No es una opción”, ha dicho Gulden.
En ese escenario, el consejero delegado de Adidas ha deslizado como una opción viable la de poner a la venta los artículos de Yeezy y donar los importes a la caridad. “Hay mucha gente interesada en ellos en diferentes zonas del mundo”, ha dicho Gulden. “Solo llevo siete semanas en esto, y no me siento cualificado para tomar una decisión en base a los hechos que conozco”, ha añadido.
En su informe anual publicado hoy, día en el que Adidas ha presentado sus resultados anuales, la compañía reconoce el impacto “significativo” que tiene la ruptura del contrato con West, y ve una posibilidad de entre el 15% y el 30% de encontrar una forma de vender estos productos.
Impacto en las cuentas
La ruptura con Yeezy ya ha tenido los primeros impactos en los resultados de Adidas en 2022, y seguirá teníendolos en 2023. El grupo alemán cerró 2022 con un beneficio neto atribuido de 612 millones, un 71,1% por debajo del año anterior. Una caída que la compañía explica por el difícil contexto del ejercicio, con una importante subida de los costes, que no ha compensado del todo con los incrementos en los precios, además del cierre del negocio en Rusia y las dificultades que sigue experimentando en China, donde sus ventas cayeron un 36% en el año y un 50% en el último trimestre.
Pero también por la ruptura con West. Adidas valora en 600 millones el impacto sobre la cifra de negocios en el último trimestre. Además, sus inventarios se han disparado un 50% por la acumulación de stock de Yeezy.
Pero el castigo seguirá en 2023. Adidas prevé una pérdida operativa de 700 millones para este ejercicio, de los que 500 son por la ruptura del contrato. “El riesgo de recesión en Europa y Norteamérica, además de la incertidumbre en torno a la recuperación en China continental, continuarán existiendo. La evolución de los ingresos de la compañía también se verán afectados para reducir los altos niveles de inventario”, añade la compañía en su previsión para 2023.
Los ingreso totales de Adidas fueron de 22.511 millones de euros a cierre de 2022, un crecimiento del 6% frente a 2021. La subida de costes, además de reducir su beneficio neto un 71%, también contrajo su margen bruto en 3,4 puntos porcentuales y hundió un 66% su beneficio operativo.
Ante eso, Adidas ha decidido reducir el reparto de dividendos un 79% hasta 0,70 euros por título. Según ha explicado Gulden, 2023 será un año de “transición” para “construir la base de 2024 y 2025″. “Necesitamos reducir los inventarios y los descuentos. A partir de ahí podremos consruir un negocio rentable de nuevo en 2024. Adidas tiene los ingredientes para triunfar”, ha dicho el ejecutivo.