Los pilotos de la Fórmula 1 alzaron la voz contra el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Mohamed Ben Sulayem, pidiendo ser tratados como adultos en medio de una controversia sobre el uso de groserías en conferencias de prensa. En un comunicado difundido en redes sociales, la Asociación de Pilotos de Grandes Premios (GPDA) subrayó la necesidad de distinguir entre los insultos intencionados y el uso coloquial de lenguaje fuerte, el cual, aseguran, a menudo refleja las emociones propias de una carrera.
La disputa se estalló luego de que figuras destacadas como el campeón Max Verstappen y Charles Leclerc fueron sancionados por la FIA tras emitir comentarios cargados de lenguaje coloquial. La GPDA criticó la postura de Ben Sulayem, exhortándolo a «considerar también su propio tono y lenguaje» en sus comunicaciones, en un claro llamado a evitar lo que los pilotos consideran un trato paternalista.
En el Gran Premio de Singapur, Verstappen fue obligado a cumplir con una actividad de “interés público” tras expresar su frustración por su coche en una conferencia. Poco después, Ben Sulayem había calificado el lenguaje en la F1 como “excesivo”. En respuesta, el piloto neerlandés limitó sus declaraciones en la siguiente conferencia, en una evidente protesta contra la sanción.
La polémica escaló en el Gran Premio de Brasil, donde Charles Leclerc fue multado por comentarios realizados en una carrera anterior. La GPDA también solicitó a la FIA mayor transparencia sobre el destino de los fondos recaudados por estas multas, y no es la primera vez que Ben Sulayem enfrenta críticas por imponer regulaciones consideradas innecesarias, como la prohibición del uso de joyería en el circuito, lo que llevó a Lewis Hamilton a protestar portando múltiples accesorios en una carrera.
Esta disputa marca otro enfrentamiento entre la FIA y los pilotos antes del Gran Premio de Las Vegas, que tendrá lugar el 23 de noviembre, donde la postura de los pilotos probablemente será tema de conversación.